lunes, 27 de octubre de 2014

Bajo fondo y comunismo

E
n la época en que el senador José Mc Carthy dirigía los interrogatorios en forma enérgica y segura ante la Comisión  contra tendencias anti-estadounidenses, declaró la antigua ‘compañera de ruta’,  doctora Bella V. Dodd, quien  luego se retractó de su error convirtiéndose en una ferviente anti-comunista, Basándose en las obras de Lenín demostró, entonces, la íntima relación  entre el bajo fondo social y el movimiento comunista. Esto es perfectamente natural, manifestó, “pues ambos, bajo el punto de vista mundial están contra la ley y el orden. Y ambos buscan conseguir  al amparo de su concepción materialista las ventajas que emanarán del descalabro del orden establecido”.
 
Esta denuncia no es para nada novedosa, pues verdaderamente los comunistas  anticipan sus levantamientos revolucionarios fomentando  y empleando  delitos y violencias, -para sumir al pueblo en el miedo,  la inseguridad y el desamparo-,  cometidos inclusive por menores y aprendices de delincuentes.  Este fenómeno lo notamos al inicio de la revolución rusa en 1904, al apropiarse los comunistas de dos grandes distritos de obreros en las afueras de Moscú, Schtschuka y Presnya, manteniéndose dueños de la situación por un par de días, contra las tropas del Zar. La antigua Nabil, gendarmería moscovita disponía todavía en aquel entonces de la vara de abedul y de la nagaika, como medios legítimos de defensa, ante las que los bandidos, que nada sabían de piedad ante sus víctimas, temblaban de terror. (Leer; “Historia de la Rusa Soviética”, Falcionelli).

Con los habituales argumentos hipócritamente ‘humanistas’, las izquierdas comunistas  lograron ante la ‘Duma’ que se aboliesen dichas ‘inhumanitarias’ armas, que atentaban contra los ‘derechos inalienables’ de los delincuentes; que  continuaron armados, pues la Policía y el pueblo ruso, según ellos,   carecían de ‘derechos inalienables’. Luego, en vísperas de la Primera guerra mundial, recrudeció la fuerza del bandidaje politizado; pero ya la Policía y la Gendarmería eran impotentes y no podían contener la ola de atentados: incendios, asaltos, apaleadas hasta matar y asesinatos de todo tipo. En el campo comenzaros las ‘iluminaciones’, o sea, el incendio de las casas de los hacendados; y en las ciudades la formación de masas de rufianes, desertores y bandidos. Las primeras víctimas de las hordas rojas  fueron, naturalmente los fieles policías. El bajo fondo se vengaba así de los defensores del orden. Toda esta resaca de la sociedad se pasó a la revolución bolchevique.

La misma cacería  de Policías ejecutada por los bolcheviques, masones , nihilistas de todo pelaje, todos enemigos del orden cristiano, ocurrió en Hungría, en 1919, bajo las órdenes del judío Bela Kuhn. Lo mismo en España antes de la Cruzada de 1936 preparando el terror rojo. ¡Y en nuestro país sucedió lo mismo, unas décadas atrás! En ese entonces recordemos que el Ministro del Interior de Cámpora, el guerrillero Righi, luego Fiscal general de la Nación ordenó liberar a todos los delincuentes comunes de la Cárcel de Villa Devoto para integrarlos a la guerrilla. Ya bajo el gobierno KK, se renueva esta política de fomentar los disturbios sociales, y al mismo tiempo desarticulando, ultrajando y desarmados a las Fuerzas armadas de la patria y a la Policía; trabajo que realizó, entre otros, la ex-guerrillera Nilda ‘comandante Teresa’ Garré, ¡Ministro de Defensa Nacional!

Actualmente en Argentina  soportamos un aumento escandaloso de delitos y hechos de violencia. Nadie es capaz de frenar la anarquía social. La Policía con menos recursos que los delincuentes, sin que  los poderes la respalden; mientras la ‘justicia’ invocando tramoyas legales parece amparar a  los delincuentes.  Simultáneamente, desde el gobierno KK, se fomentan y financian a grupos de piqueteros, indigenistas, etc., y a cualquiera que reclame lo que se le ocurra se planta en medio de la calle y desorganiza la ciudad,  coadyuvando todos al desorden y la violencia generalizada. Además el gobierno no se preocupa en  ofrecer trabajo digno a millones de argentinos,  aunque no es descabellado suponer que fomente voluntariamente la desocupación para contar con multitudes subsidiadas y resentidas de posibles guerrilleros. ¡Y este es un pecado que clama al Cielo; de una maldad inconcebible! Podríamos también mencionar la sospecha que el narcotráfico manejado desde Venezuela tiene fuertes ramificaciones e intereses políticos para corromper aún más a nuestra población ¡algún día conoceremos la verdad!

La Argentina desde hace muchas décadas está siendo agredida por una campaña  de inmoralidad que no conoce límites. El ejemplo de la corrupción política  -que bajo el gobierno KK cayó en la desvergüenza total-,cunde desde el gobierno y la oposición.

La maniobra de Righi se está repitiendo de manera semejante, pero esta vez  lenta y cauta, y organizada. No quedan dudas que, ante la indiferencia ignorante de los televidentes el país está siendo arrastrado al comunismo. ¡los marxistas planean y se ejercitan! ¡Están movilizando el bajo fondo social!+