jueves, 12 de abril de 2018


EL DOMINIO POLÍTICO GLOBAL DE LA USURA INTERNACIONAL
EL MAMONISMO ES UNA PESTE ECONÓMICA Y MORAL QUE DETERMINA LA POLÍTICA INTERNACIONAL EN ORDEN AL DOMINIO MUNDIAL;  FUE IMPUESTO                               POR EL IMPERIALISMO JUDEO-CALVINISTA ANGLO-AMERICANO LUEGO DE SU TRIUNFO EN LA SEGUNDA GUERRA               MUNDIAL...                                                                              
ESTA DENUNCIA CRÍTICA EXPLICA EL FUROR BÉLICO ALIADO EN PROVOCAR LA GUERRA, PARA ACABAR CON ESTAS  IDEAS QUE ATACABAN  EL FUNDAMENTO ESENCIAL DE SU EXISTENCIA:                                                                                                                           
 LA USURA MAMONÍSTICA.

GOTTFRIED FEDER

Explica en pocas palabras lo que es el Mamonismo, en un párrafo que separamos de su libro:
“MANIFIESTO CONTRA LA USURA Y LA SERVIDUMBRE DEL INTERÉS DEL DINERO”
(Editorial Maxim pg. 18)

El mamonismo es una afección económica y moral.
M
ormonismo es el imperio siniestro e invisible de las grandes fuerzas internacionales del dinero. Pero mamonismo es también, como ya dijimos, una disposición del espíritu; es la adoración de estos poderes del dinero por parte de todos aquellos que están infestados por el veneno mamonístico. Mamonismo es la exageración desmedida del instinto adquisitivo, en sí sano, del ser humano. Mamonismo es la avidez de dinero tornada locura, que no conoce meta más alta que amontonar dinero sobre dinero, que con una brutalidad sin parangón trata de forzar a todas las energías del mundo a su servicio y conduce a la esclavización económica, a la explotación de la fuerza productora de todos los pueblos de la tierra. Mamonismo es un estado del espíritu que ha llevado a una declinación de todos los conceptos éticos. El mamonismo considerado como fenómeno mundial es equiparable al egoísmo brutal y desconsiderado del individuo. Mamonismo es el espíritu de la codicia, del despotismo absoluto, el principio del pensamiento orientado exclusivamente a apropiarse con rapacidad de todos los bienes y tesoros del mundo; es, en su esencia más profunda, la religión del tipo humano que está orientado puramente a lo terrenal. El mamonismo es exactamente lo contrario de socialismo. Socialismo concebido como la más alta idea moral, como idea de que el ser humano no está por sí solo sobre la tierra, que todo ser humano tiene deberes para con la Comunidad, y también con toda la humanidad, y no sólo eso, sino que es responsable del bienestar actual de su familia y de su estirpe, y también tiene obligaciones éticas insoslayables frente al futuro de sus hijos y de su pueblo.
Más concretamente debemos ver en el mamonismo el deliberado juego acordado por los grandes capitalistas ávidos de poder sobre todos los pueblos.

Los grandes poderosos del dinero están, por cierto, como última fuerza impulsora detrás del imperialismo anglo-americano que abarca el mundo; así es, no de otra manera. Las grandes potencias del dinero efectivamente han financiado la horrible matanza de seres humanos de la Guerra Mundial. Las grandes potencias del dinero, ciertamente, como propietarias de todos los grandes periódicos, han envuelto al mundo en una red de mentiras. Han excitado con placer todas las pasiones bajas; han cultivado cuidadosamente los anhelos absurdos y las utopías; llevó al paroxismo, mediante una hábil propaganda, la idea de revancha francesa, ha nutrido cuidadosamente la idea paneslavica, la presunción de gran potencia servia, en fin, el afán de prestigio de estos Estados. Como corolario se produjo el incendio mundial. También entre nosotros, en Alemania, el espíritu del mamonismo, que sólo quiso conocer cifras de exportación, riqueza nacional, expansión, proyectos de la gran banca, financiación internacional, etc., ha conducido a una ruina de la moral pública, al hundimiento de nuestros círculos dirigentes en el materialismo y el ansia de placer, a un achatamiento de la vida nacional, factores todos que son culpables del terrible derrumbe.
Con asombro debemos preguntarnos ¿de dónde el mamonismo, de dónde el gran capital internacional saca su poder irresistible?
No puede pasar desapercibido que la cooperación internacional de las grandes potencias del dinero representa un fenómeno totalmente nuevo sin paralelo en la historia. Las obligaciones internacionales de naturaleza monetaria eran prácticamente desconocidas. Recién con la economía mundial naciente, con el tráfico mundial, se impuso la idea de la economía de interés internacional, y aquí tocamos la raíz más profunda, aquí hemos dado con la fuente de energía más íntima, de la cual la Internacional dorada recibe su fuerza irresistible.
El interés es la fuente de energía del Gran Capital.
Es el interés, la afluencia de bienes sin esfuerzo y sin fin, la posesión de dinero sin ninguna clase de trabajo, lo que ha hecho crecer las grandes potencias del dinero.
El interés prestamista es el principio criminal del cual se genera la Internacional dorada. En todas partes y por doquier el capital prestamista se ha prendido cual ventosa. Con tentáculos de pulpo, el mecanismo de la usura capitalista envuelve y asfixia a todos los Estados y a todos los pueblos del mundo.
Obligaciones estatales, empréstitos estatales, empréstitos ferroviarios, empréstitos de guerra, hipotecas, cédulas hipotecarias, en suma, títulos de préstamos, de diversa índole han envuelto a toda nuestra vida económica de un modo tal que ahora los pueblos del mundo se agitan indefensos en las redes doradas. En obsequio del principio del interés, una concepción social fundamentalmente errónea según la cual toda propiedad tiene derecho a renta, nos hemos puesto en la servidumbre del interés del dinero. No se puede proporcionar ningún argumento racional verdaderamente irrebatible de que la pura posesión de dinero proporcione derecho a una permanente renta de interés.
El interés es inmoral.
Esta resistencia interna contra el interés y la renta de todo tipo sin el agregado de trabajo creador, se extiende a través de la vida espiritual de todos los pueblos y de todas las épocas. Pero nunca esta profunda e íntima resistencia contra el poder del dinero ha cobrado tan clara conciencia en los pueblos como en nuestro tiempo. Nunca el mamonismo ha reinado en una forma tan universal en el mundo. Nunca como ahora ha puesto a su servicio toda la bajeza, la avidez de poder, la sed de venganza, el ansia de riquezas, la envidia y la mentira, de una manera tan astutamente encubierta y sin embargo brutalmente apremiante como ahora. La Guerra Mundial en el fondo encierra una de las magnas disyuntivas del proceso evolutivo de la humanidad, ha sido y será la lucha decisiva para determinar si en el futuro ha de fijar los destinos del mundo la cosmovisión mamonística-materialista o la cosmovisión socialista-aristocrática.
El bolcheviquismo es un medio falso de la reacción antimamonística.
Externamente ha vencido por ahora, la coalición mamonística anglo-americana. Como supuesta reacción contra ella se ha levantado en el Este el bolcheviquismo. Los métodos que el bolcheviquismo intentó aplicar son, por cierto, intentos de abstrusas curas forzosas. Son la tentativa de curar a un enfermo que padece de intoxicación interna mediante la amputación con bisturí de la cabeza, brazos y piernas.
A esta furia del bolcheviquismo, a esta subversión insensata debemos oponer un pensamiento nuevo y orgánico que unifique vigorosamente a todas las clases productoras, para expulsar la sustancia venenosa que ha enfermado al mundo.
Este medio lo veo en el quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero.

GOTTFRIED FEDER.

Comentario nacionalista: esta denuncia nos atañe dolorosamente a los argentinos, pues el mamonismo nos degradó convirtiéndonos en un país hipotecado, sin posibilidades de saldar la deuda externa, cada vez más inmensa; y menos aún de moralizar el patriotismo de los cipayos entreguistas.  Las soluciones que propone Feder en su libro, para evadirse de las garras del mamonismo, por supuesto, deben ajustarse a la realidad argentina.


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